martes, 15 de mayo de 2007

Going abroad


La verdad es que no sé quién visita este blog, ni lo pienso mucho, pero recibo unos mensajes sin mucha identificación diciendo esto y aquello. En un mail, una chica me dice que uy, qué copado esto de ser nómade del mundo. No sé de qué me habla, o creo que no acierta. Yo no me considero un viajero ni nada. Tengo mis viajes, pero yo me veo como alguien que se quedaría en un lugar y listo. Un culo quieto, si se quiere. Y creo lo mismo de casi todos los amigos que hice por ahí, a nadie le gusta andar saltando de un lugar a otro, siempre estar empezando y vivir en alguna que otra pocilga rastrera. Simplemente que nos movemos buscando algo, sea porque no estamos bien en un lugar o porque nos falta algo o alguien. Pero no porque tengamos muchas ganas de estar viajando. Y cuando te vas, la vuelta puede pesar el doble que la ida. Ser inmigrante no es fácil, y no voy a contar mi rosario porque es un terciopelo al lado de miles de sin papeles y gente que escapa de la miseria. Lo que aguanta esa gente sólo lo soporta alguien que no ha tenido en la vida más que necesidades. Que en Europa hay prosperidad nadie lo niega. Pero hablo con el chileno que tengo de vecino: depresión. Con un boliviano: depresión. Un argelino: depresión. Un colombiano: depresión. No es un mal día, es depresión. No tienen a nadie, y para eso no se ha inventado ningún DVD ni celular con cámara de megapíxeles que lo arregle.

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