sábado, 22 de noviembre de 2008

Les cortan las manos


Parece ser que la moda de pedir calcomanías en España está de vuelta. Si un chico tiene ganas de salir a pedir calcomanías, será que le parece buena idea y se entretiene. Y se encuentra con carteles como los que ven acá. Yo cuando era chico me cansé de ir a los negocio y soltar el “Señor, ¿tiene calcomanías?”. Muchos nos daban, como la Cigarrería Alonso, y otros nos mandaban a la mierda. No entiendo qué tanto les molesta a los vendedores decir que no tienen. Pero mucho menos entiendo por qué no tienen. Los chicos que hoy salen a pedir, mañana van a ser grandes y van a ir a comprar, no sé si no se dieron cuenta. ¿Y qué les dicen hoy? Andate y no entres a mi negocio, rata apestosa, que no te vamos a dar nada.

En español de Eshpaña, calcomanía=cromo

Están todos los cosos del marketing buscando siempre el último invento y la palabra más cheta que se les pueda ocurrir, rompiéndose el balero para ver cómo los clientes miran sus publicidades. Con las calcomanías tienen un ejército de críos que lo hacen gratis y por voluntad propia. Si a un pibe le das 10 calcomanías, te las pega por toda la casa y te incrusta la marca en el cerebro de sus papás. Y las otras cinco las pega por la calle o la escuela, para que las vea todo el mundo. Pero no, les ponen un cartel para que no rompan las pelotas y no les dan una mierda. Ya se los van a encontrar en el desierto…


domingo, 9 de noviembre de 2008

La crisis del ladrillo


La semana pasada estaba mirando un poco las fotos que llegan por agencias sobre la victoria de Luisito Hamilton en la Fórmula 1 y en una apareció, limpito, un clásico grabador para grabarle lo que tuviera que decir la novia de Hamilton, que en la foto no está con su mejor cara.
Yo tengo un grabador del mismo tipo que me compré cuando todavía era estudiante, en el año 99. Usé muchísimos más, pero el mío fue siempre el mismo, no tengo otro. Con todos los cacharros digitales que fueron apareciendo después, el grabador con el cassette de toda la vida pasó a la categoría de “ladrillo“. En este trabajo cada vez menos gente los usa. Los más nuevos tienen mejor calidad de sonido, las pilas no te dejan a pata, y podés grabar horas y horas enteras. Los de la radio, por ejemplo, usan otros que en las ruedas de prensa conectan directamente a las salidas de audio, para luego poder salir al aire sin ruido de fondo. En fin, que andar con los ladrillos es casi prehistórico, y más de un becario o becaria te mira raro cuando te ven con eso. Pero a pesar de sus desventajas, yo lo sigo usando porque para mí no hay ningún digital que tenga una botonera de adelantar/retroceder como el de cassette. A la hora de desgrabar sigue siendo el mejor. Y además no tengo otro.
Ya casi no se ven, pero ahí se lo encajaron a la novia de Hamilton. Sí señor. Uno se imagina que en esto de la F-1 está todo el chetaje y los periodistas usan lo más de lo más. No, ahí estaba el ladrillo de siempre.