jueves, 13 de septiembre de 2007

Las fuentes y el mamotreto

Esto de las fuentes de agua que saqué en el diario tiene capítulos muy cómicos. No sé si leyeron el post anterior sobre el derroche de agua de las fuentes sin canilla y que luego de que saqué la noticia en el diario, algunas de éstas ya tienen grifo. Me hace sentir bien que una noticia sirva para algo. En este caso, para que el Ayuntamiento tome medidas y ahorre miles de litros de agua potable por día. Hasta acá todo fenómeno, pero ya les había comentado que en una de las fuentes la cosa no había quedado muy lindo, porque era de piedra, estilo muy artesanal, y le encajaron una canilla cualquiera. Fueron a la ferretería de la esquina y se llevaron lo que había. Mis compañeros se cagaban de risa porque decían que era culpa mía. En otra fuente, cuando sacamos la foto estaban en obras y dijeron que le iban a poner un pedal. Hoy recibimos un email de un lector que nos decía que sí, que muy importante cuidar el derroche, pero tampoco la pavada. Ahí sí nos matamos de risa. Es que no habíamos visto cómo terminó la obra…




A la fuente, que salía de esa montañita de piedra, le clavaron un mamotreto al lado, como pueden ver. El que nos mandó la foto la clava en el ángulo: Si se ven casi igualitas, dice. Parece que a los de Aguas les rompió mucho las pelotas tener que ir a poner el grifo. Y dijeron: “Ah, ¿quieren grifo? Bueno, les vamos a dar grifo”. El que nos la mandó decía que en la foto incluso se desmerece, pero que si la ven en el lugar no tiene desperdicio, realmente como el culo… Ahora mis compañeros me piden por favor que no diga nada de la Catedral de Burgos, no sea cosa que la derrumben. En fin, como dice un amigo acá, ahora la gente morirá de sed y me buscarán para lincharme... Y sí, el periodismo es un trabajo incomprendido...

lunes, 10 de septiembre de 2007

Las fuentes y el medidor de cocina



En Burgos, y en toda España, hay muchas fuentes de agua por las calles y parques. En este caso no me refiero a las ornamentales, sino a las que están para que cualquier transeúnte con sed se mande un trago. En Burgos hay más de 200, algunas son del año del pepino y fueron declaradas patrimonio histórico. Salvo unas pocas de manantial, afuera de la ciudad, todas están conectadas a la red de agua potable. Ahora bien, resulta que a mí me llamaba la atención encontrarme con algunas que no tienen ningún sistema de canilla (botón, pedal, etc.), o sea que tienen un chorro de agua que no para en ningún momento. Es un derroche. A lo mejor antes no se le daba pelota, pero ahora que se toma conciencia de que hay que cuidar el agua, y estos europeos que son tan organizados para todo, no entendía cómo seguían abiertas. Luego de unos días de gestiones, los del Servicio de Aguas del Ayuntamiento me habían dado un plano de las fuentes, de mala gana, y cuando empecé con las preguntas me decían cualquier verdura hasta que la cosa se puso brava: me invitaron a retirarme y hacer lo que me viniera en gana. Así que bueno, me fui con un medidor de esos que se usan para las tortas (sí, esos que tienen cantidad de azúcar, harina y líquido) y estuve toda la tarde pateando el centro y midiendo en seis fuentes sin canilla cuánto era el derroche, con la ayuda del cronómetro del teléfono. Uno de mis compañeros de piso se me cagaba de risa por la precariedad de los instrumentos de medición, como si fueran a salir mal por no ser instrumentos ultra sofisticados. Aprendí momentáneamente, porque ya me olvidé, a hacer una regla de tres simple y me mandé todos los cálculos de derroche por minuto, hora y día en cada fuente. Y lo saqué en el diario: 24 millones de litros por año. Acá está el archivo, si lo bajan se enteran de todo.
Bueno, la noticia tuvo muchísimo impacto, tuve llamados de autoridades y esas cosas que pasan cuando las noticias no agradan. La concejala de Aguas llamó al diario insistentemente para hablar conmigo. Extrañamente, ella no para putearme, sino para darme las gracias porque dijo que ni se le hubiera ocurrido. Cuando me reuní con ella me tiró algunos palos, pero entre sonrisitas, a lo que respondí con otros de igual modo.

A los tres días de publicarse ya habían puesto canillas en tres de las fuentes, y en las otras están viendo qué hacer.



Bueno, la verdad es que hay que reconocer que en esta fuente el arreglo no quedó muy bonito que digamos, pero peor es que se siga despilfarrando el agua, che. Ahora mis compañeros en el diario me acusan en broma de atentar contra la belleza del patrimonio.

No sé, muchos compañeros se sorprendían de que me hubiera fijado en eso. Será que en esto de quejarnos por todo, a los argentinos no nos gana nadie.