
Que las fiestas de casamientos que hacemos en Argentina son muy divertidas no lo discute ni el Rey de España. Todos conocen la escena del tipo que empieza a bailar ahí con la mujer como quien no quiere la cosa y termina con la camisa abierta y la corbata de vincha, sin cortar en ningún momento con el trago que sea. Y también están las modas de los últimos años: la pata de ternera a las 6 de la mañana y la murga. Y con eso decimos que es un fiestón de locos. Pero miren lo que me cuenta mi amiga Salka, una mauritana que colabora conmigo en el diario y con la que me llevo muy bien.
Resulta que en Mauritania (país del Magreb, en África, al lado de Argelia y Marruecos para más datos) las fiestas de casamiento son muy importantes. Antes duraban una semana entera, pero ahora con esto del mundo moderno y qué sé yo, las rebajaron a un par de días. En las bodas mauritanas no existen las tarjetas de invitación. Todo el mundo sabe que puede ir: amigos, familias, vecinos, etc. Por eso, para que no vaya tanta gente indeseable, hacen las fiestas en unos salones afuera de la ciudad o en otro pueblo, para que sólo vayan los que llegan en auto. El morfi arranca temprano y los novios caen en una caravana de autos a las 12 de la noche. Ahí largan con la fiesta hasta las 6 de la mañana. Hay bandas de música, pero no cualquiera, sólo de músicos que pertenecen a un tipo de familia determinada y que son los que pueden tocar en casamientos. Y cuando a la madrugada en Argentina servimos la pata de ternera, estos mauritanos se van a un departamento que se alquilaron y siguen con otra historia: esconder a la novia. ¿Cómo? Juegan al escondido y el novio tiene que encontrar a su novia donde sea. Las amigas de la mina tienen todo preparado y la pueden haber escondido en cualquier lado: en el mismo departamento, en otra ciudad, en el medio del campo o en la casa de una familia desconocida a la que le tocan la puerta a las 7 de la mañana. El novio y sus amigos se las tienen que arreglar para ubicarla. Parece una boludez, pero con el detalle de que si a la tardecita la novia no aparece, las amigas le exigen al chabón otra fiesta descomunal esa misma noche si quiere ver a su mujer. Poniendo estaba la gansa y contratando a los músicos que pidan. Y si al otro día la esconden otra vez, no hay tu tía y se tiene que poner con otra noche más.
Y nosotros con el lemon champ…