lunes, 16 de octubre de 2006

La O'Connell

Ya me queda poco tiempo en Dublín, así que les sigo contando la serie de Irlanda para turistas. Lo que ven en las fotos es la principal calle céntrica de Dublín, O'Connell street, que para cualquier argentino viene a ser "La" O'Connell. Durante los dos años anteriores la estuvieron remodelando y parece ser que ya va a quedar así como está.

Al fondo se ve el Spire, un tremendo mastodonte de acero inoxidable con 120 metros de alto.


Tiene mano de ida y de vuelta, pero no vayan a pensar en la Avenida 9 de julio: caben apenas dos autos a lo ancho y eso si los tipos andan bien derechito. De largo, cuatro cuadras y gracias. Tiene veredas anchas, eso sí. Durante el día, es uno de los tantos escenarios de los insufribles embotellamientos y del desastroso tránsito que tiene esta ciudad.
El de la estatua es el O'Connel nomás.

Así se ve el Spire si te parás abajo y mirás pa arriba.

En la O'Connell pasaron muchos de los hechos históricos de este país, como la rebelión nacionalista de 1916 y la posterior declaración de la independencia de Irlanda en el General Post Office (El correo). Tiene además varios monumentos, uno de ellos dedicado al mismísimo Daniel O'Connell, un líder nacionalista del siglo XIX. Es lo que se dice una calle con historia.
Pero fíjense en las fotos lo que está escrito los cruces peatonales. "Look right" o "Look left". O sea, mire a la izquierda, mire a la derecha. No se refiere al paisaje ni a los edificios o a la mina que está cruzando al lado tuyo. Nada de eso, es para que no te pise un bólido. Es una postal clásica de las calles irlandesas, en Londres también se ve por todos lados.
Como para que no te queden dudas, te lo ponen clarito y hasta con flecha: mirá para allá.

En este caso son más discretos: Flaco, andate con ojo y pispeá antes de cruzar.

Es que hay andarse con cuidado en las calles irlandesas, porque acá manejan por el lado equivocado, igual que en Inglaterra. O sea, si mirás a la izquierda para cruzar la calle vas mal, porque la correntada de autos viene por el otro lado y te lleva puesto. Sí, parece chistoso y sencillo, pero cuando vas corriendo porque se te va el colectivo a las 6:30 de la mañana, completamente dormido, es un verdadero peligro. Cuando llegué a Dublín me comí un par de bocinazos de esos que se largan antes de clavar los frenos. Después de meses, yo ya le agarré la mano y nunca salgo de casa en un estado más o menos presentable.

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