martes, 14 de octubre de 2008

Il capo noticioso parte 2

Bueno, lo que tenía que explicar ya lo expliqué acá. Les dejo nomás la segunda aparición en la tele, donde ya se comienza a entrever que lo mío es la farándula. El que quiere lo ve y el que no, no.

No tiene goyete

Uno ya está acostumbrado a que le quieran vender cuanta cosa se fabrique por ahí que no te hace falta en lo más mínimo. Pero lo de hoy en el súper ya no tiene goyete. A unos precios para nada chistosos, en el Spar de la vuelta de mi casa me ofrecen la exclusiva colección de joyas de Marta Robles. Sí, exactamente, las cuales se consiguen llenando primero un talonario de puntos que te van dando cuando gastás una guita determinada en cada compra. Primero, no sé quién carajo es Marta Robles. Y segundo, sus joyas me importan una mierda.

Ahora que estamos todos los días con una crisis nueva, a los cosos de marketing no se les ocurre nada mejor para vender que las joyas de Marta Robles. Antes por lo menos tenían una colección de cacerolas, y en el invierno tuvieron una de tuppers de vidrio que parecían bárbaros, yo estuve ahí de comprarme uno con mis puntos. Pero ahora lo que sale es Marta Robles y su colección de joyas, señoras y señores. Madonna santa.

martes, 7 de octubre de 2008

El capo noticioso

Mis incursiones por tierras españolas ahora tienen una nueva pasarela que prueban que verdaderamente me gano la vida en un trabajo honrado (o casi, lo que ya es bastante).
Yo no sé muy bien qué corno hago ahí sentado, intenté convencer a una compañera de marketing mucho más guapa que yo para estas cosas pero el director del canal no quiso saber nada, así que no me queda otra que poner la caripela todos los jueves.
No sé en qué terminan estas cosas. El director de la tele dice que voy a salir firmando autógrafos a un club de fans. Mis compañeros, que no tienen que venderme ninguna moto, son menos optimistas: "Esto te hunde del todo", me dicen. Mi abuela me preguntaba si alguna vez iba a salir en la tele. No sé, peor sería aparecer haciendo de susano.


domingo, 5 de octubre de 2008

Tomá mudanza


Las mudanzas son fuleras, casi siempre. Ayer hablaba con Il Consigliere Bati, que estaba prendido al msn mientras se mudaba. Y me contaba que era un bardo, que tenía mucho trasto acumulado y estaba meta quejarse. Yo le saqué mi cifra devastadora: 13 mudanzas en menos de cinco años. “A eso no hay con qué darle”, me respondió, y después se desconectó porque le estaba por llegar el flete y él ahí haciéndose el flogger.
13 en 5. Se mira como se quiere, pero siguen siendo 13 en 5. De barrio, de ciudad, de país. En una me acuerdo que me paró la Policía por la calle, porque íbamos con Coraçao de Galinha en un remis cargado hasta las manos a la 12 de la noche, una hora no muy convencional para mudarse. Un rato antes había tenido que bajar un árbol por un ascensor. 
Pero en todas siempre está eso de dónde estás parado y qué carajo estás haciendo. Siempre lo mismo, llega el momento de “Mierda, hay que mudarse”.