jueves, 31 de julio de 2008

Breve sobre el copeteo

Está haciendo buen verano en Burgos. Nada que ver con el del año pasado, que cayó un martes. La gente de esta ciudad está que sale mucho y yo también. Les muestro una cosa que encontré en un boliche: para que no te agarren en los controles de alcoholemia y pierdas puntos del carnet de conducir, ahora tenés el Alcomatic, una verdadera maravilla de la ciencia que te avisa si estás copeteado o no antes de salir a manejar. Está puesto junto a la puerta, porque nadie mejor que el Alcomatic para decirte si empinaste de más cuando te vas. Funka a monedas y hay que soplar con una pajita. Cosa e mandinga.

sábado, 5 de julio de 2008

Amigazo

Hoy es el cumpleaños de mi amigo Damián, alias Coraçao de Galinha. Estaba viendo qué le podía mandar de regalo. Le mandé un link, el mejor que encontré ayer. Una joya. Acá va.

Los toreros, esos valientes

Anoche me hicieron una entrevista en televisión. Yo pasé por el lugar para saludar a una amiga y como les falló uno que tenía que ir, clin caja, terminé yo sentado frente a las cámaras. Me preguntaban cosas sobre mi trabajo en el diario, y después mi opinión como argentino sobre las fiestas de Burgos, los Sampedros. No sé cómo me pude olvidar de criticar a las corridas de toros, que forman parte del programa de actividades, porque estos días estoy indignado con el tema. Pero en la entrevista ni me acordé. Entiendo que se trata de algo de mucha tradición en este país, pero creo que no por eso deja de ser una forma de torturar a un animal y un circo de gente aplaudiendo precisamente eso. Me parece totalmente cruel y no me hace ninguna gracia. Si es por mantener tradiciones y cultura, España tiene otras miles donde no se tortura a nadie ni se monta un espectáculo. Pero lo que me indigna también son las crónicas taurinas, o sea, las crónicas que salen publicadas en los diarios sobre las corridas. Las que leo son vergonzosas, hay que ser un caradura. Resulta que es malo, malísimo, que el público se aburra en las gradas por culpa de que un toro no da el suficiente juego al torero. O sea, encima que lo sacan al ruedo para que lo torturen y la gente disfrute viendo cómo lo bailan de un lado a otro, el toro tiene que dar espectáculo a estas respetadas gentes y portarse bien. De chico me alegraba cuando veía por la tele cuando el toro levantaba por el aire con un buen cuerno en el culo a un torero. Ahora que estoy más grande lo lamento sólo por su familia. Al tipo le sueltan una bestia pichicateada y con los cuernos cortados (para que calcule mal las embestidas), al que después va matando de a poco con las espadas y las lanzas, subido a un caballo o no. Si se tropieza o el toro lo agarra, tiene un séquito de banderilleros, que son esos que siempre salen para distraer al animal (al toro, en este caso). Además de cruel, es desigual. Si la va de machito, que lo espere sin espadas y que tampoco lo defienda nadie, igual que al toro. Y a ver cómo le va. Por eso cuando lo ensartan a alguno pienso: jodete por pelotudo, si vos le estás clavando espadas no sé qué esperabas.

El otro día una de las corridas de Burgos fue muy aburrida. Y como siempre, la culpa es de los toros. Una que opinaba escribió que era algo “preocupante” tener que bostezar del embole, pero que ya era “grave” que se fuera pensando en no volver a una corrida. Ah bueno, miren qué grave, la señorita se aburre porque el toro se deja matar sin dar guerra, para desilusión de las gentes de bien, que pagan muy caras las entradas. Por decir algo publicable: si estás aburrida llevate la Playstation o quedate en tu casa viendo tele, ya que no se te puede pedir un mínimo de respeto por el animal, sinvergüenza.

Y esto es lo que decía otra crónica. “No se puede encontrar justificación para lo sucedido ayer en la plaza de toros. Toros sin fuerza y menos mal que en algunos casos su presentación daba para el aprobado. Muy poco si se piensa que la plaza estaba prácticamente llena de un público, bueno y bondadoso de verdad al que se le hizo un daño, esperemos que no irremediable. Tardes como la de ayer no deben volver a repetirse”.
Para agarrarse la cabeza.