jueves, 28 de septiembre de 2006

El famoso de la calle

Creo que no hay ciudad en Argentina donde falte la calle Almirante Brown. En Villa María no me acuerdo dónde está, pero seguro la debo haber cruzado más de una vez. En Córdoba, cualquier tachero la conoce, pero al Almirante siempre le quitan el grado militar y pasa a ser directamente “Bron”. ¿A qué viene esto? William Brown, el famoso de la calle, fue un irlandés que a comienzos del siglo XIX emigró hacia Argentina escapando de la pobreza. Nació en 1777 en Foxford, un pueblito de la provincia irlandesa de Mayo, y habría llegado a Buenos Aires en 1811. En nuestro país es reconocido por ser el fundador de la Marina y por haber combatido contra las flotas españolas, entre otros maleantes de la época. Yo no lo supe hasta que se me ocurrió venirme a Irlanda. En esta isla, casi todo el mundo que haya cumplido los 40 sabe quién fue y es uno de los nombres que sueltan cuando digo que soy argentino, después de Maradona o Evita.

Curiosamente, en Dublín este hombre no tenía calle. Pero eso fue hasta ayer, cuando la Embajada de Argentina y la Sociedad Almirante Brown inauguraron en uno de los muelles del Río Liffey la calle con el nombre del famoso “Bron”. Estuvo cortando cinta el primerísimo primer ministro irlandés, el Taoiseach Bertie Ahern, que en estos días anda envuelto en un flor de quilombo porque aparecieron unos 50 mil euros que al tipo no le convenía nada que aparecieran. También estuvo nuestra ministra de Defensa, Nilda Garré
Después de eso hubo un copetín en un barco de la Marina irlandesa, como ya se había hecho el
25 de mayo. Y no hace falta que cuente lo que se puede llegar a sacrificar por la patria la flota argentina cuando la comida viene de arriba y con canilla libre.
Acá estoy con mi cara de "Yo también podría ser marinero"

El barquito de la Marina irlandesa donde se hizo la festichola.

Apenas largaron la comida la gente se olvidó un cacho de Bron

Una toma del Liffey, a la altura del Paseo Almirante Brown.

El que está llegando es el primerísimo primer ministro, o sea, lo que para nosotros es el presidente.

El primerísimo primer dando su discurso. Como siga así no va a dar muchos más.

Nilda Garré leyendo inglés como podría hacerlo La Mona Jiménez.

Después de los discursos, se vino la milonga. La que baila es Verónica, mi compañera de piso. El tipo es un irlandés alumno de ella.

Capitanes, marineros, remeros, polizontes y poligrillos le daban a la Guinnes sin problemas.

Los marineros listos para dar batalla.
Estuvo lleno de comegratis.

jueves, 21 de septiembre de 2006

Espectáculo

En Irlanda se toman hasta el aguarrás. Los "espectáculos" gratuitos que da la gente ebria por la calle son cosa de todos los días. Para que se den una idea: ayer a la tarde yo volvía de mi trabajo caminando por la principal calle de la ciudad, que estaba repleta de gente, como siempre. En eso, al lado mío salta una mujer de unos 40 años que enojadísima le gritaba con todas sus fuerzas a un tipo que parecía ser su pareja y al que le estuvo dando patadas en el culo durante más o menos una cuadra. Nadie se mosqueó.
El viernes a la noche salí con la camara de fotos, porque siempre hay shows. Lo que ven en las fotos es precisamente lo que parece: uno que está durmiendo sobre una pila de bolsas de basura en plena zona nocturna de Dublín, a las 2:30 de la mañana. Con la curda que traía, al chabón le pintó el sueño y de nariz se tiró nomás en el sommier. Al rato vino otro que parecía ser amigo y se lo llevó a la fuerza. Es apenas una postal de noche.


lunes, 18 de septiembre de 2006

Gaelic football

Ayer se jugó en Dublín la final del All Ireland Championship, el campeonato irlandés de fútbol gaélico, que es el deporte que más gente (y mamutas) moviliza. Jugaban Kerry, un equipo del sudeste, y Mayo, del noroeste. Todos los partidos de la fase final del campeonato se jugaron en Dublín porque acá está el Croke Park, el estadio deportivo más grande del país, para unas 80 mil personas. Es decir, que los dos equipos jugaron ayer de visitantes, y Dublín recibe toda esta pelotera de fanáticos que llegan desde las ciudades de cada equipo. Pero no es que fletan un par de bondis, sino que vienen miles y miles, incluso los irlandeses que viven en Inglaterra, Escocia o Estados Unidos. Todos los partidos de la parte final tuvieron lleno total del estadio. Yo vivo a tres cuadras del Croke Park y veo todo el folclore callejero de este deporte, el antes y el después de cada partido.

El fútbol gaélico es una marca de identidad en Irlanda, y parece ser que arrancó hace casi 700 años. Es 100% irish. Y cuando en Irlanda se dice 100% irish no quiere decir sólo eso, sino fundamentalmente que no es inglés. En las camisetas, los nombres de los equipos no están escritos en inglés, sino en gaélico. Por eso, un irlandés se siente muy orgulloso de este deporte. Es una mezcla de fútbol y rugby: juegan con las manos, los pies y el arco es como si fuera uno de fútbol pero con las “haches” del rugby arriba. El gol vale según donde la hayan embocado, si en el arco de fútbol o en los palos de rugby. Es muy rápido y algo violento, se dan con todo y hasta se pegan un par de piñas pero a lo sumo les sacan una amarilla. El resultado es, a mi gusto, bastante entretenido. El otro deporte irlandés que mueve gente es el hurling, mucho más agresivo y que se juega con unos palos de madera con los que se sacuden sin asco.

Van muchas mujeres a los partidos de fútbol gaélico, eso llama la atención. Si en Argentina el porcentaje de ellas que va a los estadios no creo que llegue al 5 por ciento, acá la cosa es muy distinta. Haciendo una estimación a ojo, porque no las iba a contar a todas, las mujeres son más o menos el 40 por ciento. A pesar de la curda que lleva más de uno/a, no suele haber peleas o incidentes. Pero a ver si les puedo explicar dónde estoy viviendo. Los partidos de la fase final, cuando el equipo de Dublín todavía estaba en carrera y había un marcado clima de euforia en la ciudad, tuvieron un problema: empezaban tarde porque la gente se demoraba en los bares cerca del estadio. Y no eran dos o tres pelagatos que no se dieron cuenta de la hora o que se olvidaron de ir a mear: eran miles que no largaban la cerveza. Yo creo que el problema era que como mucha gente venía de afuera, entre el viaje y la mar en coche no les alcanza el tiempo deseable en el pub. Así que, no sé bien por qué, los partidos no empezaban hasta que más o menos entrara toda esta gente que estaba chupando, lo que complicaba toda la organización. Tanto fue así que cuando ya se venía encima la hora del partido salían unos autos con megáfonos, de esos que hacían publicidad en Villa María hace muchos años, para avisarle a la gente en los pubs que ya era tarde y que por favor dejaran los tragos y emprendiesen la marcha hacia el Croke Park. También el ex presidente de la liga gaélica tuvo que salir por los medios pidiendo por favor a la gente que revisara su conducta. Sí claro, seguro la están revisando.

Ayer, como todos los domingos anteriores, los pubs cercanos al Croke Park y los del centro reventaban de gente antes y después del partido, que lo ganó Kerry por paliza. A la noche yo fui a trabajar al hotel y el lobby estaba lleno de hinchas, como suponía. Cuando ya el número de pintas que llevan encima es tan alto que no se puede certificar ni con escribano, siempre, pero siempre, aparece uno con pasado de cantor frustrado y se pone a demostrar sus virtudes hasta que se hace de día. A mí me resulta pintoresco. A mi compañero Eamonn, que ya lleva décadas laburando de noche en hoteles, sencillamente le tiene las bolas llenas: “Fucking crazy”, putea en voz baja.

La foto no tiene nada que ver con nada, era nomas para que me vean con mi amigo Lorenzo (el tano de la izquierda).